1 jul 2011

Objetivos


Miriam arrugó en sus manos el garabato ilegible que había dibujado.
Posteriormente, lo plantó en el jardín. Al agua le añadió unas gotitas de limón y un poquito de ingenio concentrado. Regó sobre el vientre de la tierra que, a los pocos meses, alumbró un árbol bastante esbelto; el cual se curvaba ligeramente como si, tras despertarse, se estuviera desperezando.

De lo alto del tronco surgían decenas de ramas. De cada rama colgaba un capítulo de la novela que publicaría. Una sátira, claro. Para eso era el limón.

Comenzó a descolgar cada hoja, sonriendo y pensando para sí:

“Ahora sólo me falta escribir el hijo”.


1 comentarios:

Jorge Daniel Romero Castillo dijo...

El primer relato que escribí para el concurso y fue seleccionado (2007-2008)

^_^

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