3 jul 2011

La Pérdida de la Inocencia



-Por cierto, ¿hoy es domingo?
-Eso creo –contestó la mujer, abrazando su cuerpo desnudo-. No tengo ninguna noción del tiempo.

Unas gacelas corrían ante ellos, seguidas de unos leones. Ella sonría mientras dejaba al viento bailar entre sus largos cabellos.
Ahora los leones eran perseguidos por las gacelas. Aparentemente jugaban.
Él prosiguió:
-Entonces está descansando.
-¿Quieres coger una manzana del árbol?
-Pero dijo que estaba mal…
-No creo que sea muy severo. Además, siempre le podemos echar la culpa a la serpiente.
Y rió con su risa perfecta de mujer perfecta.
-De acuerdo -concedió interesado-. Necesito saber qué es eso a lo que llama “mal”.


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