19 jul 2011

Cena para Dos

La cena se enfriaba en la mesa.
-¿No lo probarás? –Dijo él apesadumbrado
-Otra vez pasta. Sabes que tengo el estómago delicado.
-Siempre te quejas de que no salimos a cenar.
-Pero esperaba algo con más categoría –miró de soslayo a los camareros- No otra vez este sitio.
-Antes te encantaba –intentó calmarla– Y te agradecería que bajaras la voz.
-¿Por qué? –Miró irritada, nuevamente, a los italianos –No van a entendernos.

Los camareros observaban la escena desde la puerta.
-¿A qué vendrá este escándalo? –susurró el bajito.
-Es culpa tuya –le espetó el otro volviéndose al restaurante- por alimentar a todos los perros vagabundos del barrio.



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